6 oct 2015

El mundo se pone rosa

El mes contra el cáncer de mama.
Octubre es el mes cuando el mundo se pone color rosado, marcado en países de todo el mundo cada mes de octubre, ayuda a aumentar la atención y el apoyo a la sensibilización, la detección temprana y el tratamiento, así como los cuidados paliativos de la enfermedad.
Hay alrededor de 1.380.000 casos nuevos y 458 000 muertes por cáncer de mama cada año (IARC Globocan, 2008). El cáncer de mama es, con mucho, el cáncer más común en las mujeres en todo el mundo, tanto en los países desarrollados y en desarrollo. En los países de bajos y medianos ingresos la incidencia ha aumentado de forma constante en los últimos años debido al aumento de la esperanza de vida, aumentar la urbanización y la adopción de estilos de vida occidentales.

Actualmente no hay suficientes conocimientos sobre las causas del cáncer de mama, por lo tanto, la detección temprana de la enfermedad sigue siendo la piedra angular de la lucha contra el cáncer de mama. Cuando se detecta el cáncer de mama temprano, y si el diagnóstico y tratamiento adecuados están disponibles, hay una buena probabilidad de que el cáncer de mama se puede curar. Si se detecta tarde, sin embargo, el tratamiento curativo es a menudo ya no es una opción. En tales casos, es necesario tener cuidado paliativo para el alivio del sufrimiento de los pacientes y sus familias.
La mayoría de las muertes (269 000) se producen en países de bajos y medianos ingresos, donde la mayoría de las mujeres con cáncer de mama se diagnostican en etapas tardías, debido principalmente a la falta de conciencia sobre la detección y barreras a los servicios de salud a tiempo.
La historia de María ilustra esta dramática situación común entre miles de mujeres en entornos de recursos limitados. Una situación que puede ser revertida si los programas de salud pública adecuadas se ponen en marcha.
Maria Fernanda Zepeda Vallea apenas puede recordar cuántas veces fue al curandero tradicional de la zona; cuántos médicos que consultó; cuántas palabras que usó para describir su dolor. Pero una cosa que ella recuerda con claridad es que cada vez que ella regresó a su casa sin recibir el tratamiento y atención.  Le tomó más de tres años para descubrir las palabras que describen su dolor - el cáncer de mama - y recibir la quimioterapia que necesitaba desesperadamente.

"Todo comenzó con una axila hinchada y una mala fiebre," los 60 años de edad, recuerda. "El sanador prescrita ungüentos tradicionales hierbas y los médicos inicialmente prescriben antibióticos. Algunos incluso me dijo que nada se podía hacer para ayudar a aliviar el dolor".
No fue hasta más tarde, en la capital del estado, que una biopsia reveló su enfermedad.
El esposo de María trabaja día y noche para pagar por sus medicamentos y alimentar a sus hijos. Su comunidad también le ha prestado dinero para cubrir los costos de tratamiento completo, pero aún no puede permitirse las tarifas de autobús para visitar a su esposa. La familia tiene un año para pagar el préstamo.
La historia de María es común entre la gente que acude a la sala de urgencias en algún  hospital  mal equipado. Para miles de mujeres, la falta de acceso a una atención médica de calidad a menudo significa que el cáncer no se detecta hasta que es demasiado tarde.

Alrededor de medio millón de mujeres mueren de cáncer de mama cada año. 70% de estas muertes son en países de bajos y medianos ingresos.


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Es fácil enamorarse de la belleza.

Los caballeros y todos la preferimos. En lo particular confieso que no soy capaz de contener un amor repentino por un par de ojos separados con la distancia justa y una nariz que sabe al mismo tiempo elevarse y descender en perfecto equilibrio sobre la boca. Aunque el propietario de esos ojos haya tenido dificultades en aprender a multiplicar y no sepa distinguir Suecia de Suiza. No me importa, no nos importa, porque la belleza tiene la capacidad de auto contenerse.

Su tiranía nos somete a diario. Aunque su canon varíe, su adoración es una esclavitud de la que nadie quiere huir. Desde lo más remotos tiempos. Las Venus paleolíticas son las únicas imágenes que nos quedan de los tiempos del hombre de Neandertal, su belleza predominó sobre la fuerza del guerrero más feroz. Nada de esto ha cambiado: Carla Bruni, llegó a ser en su momento políticamente más incorrecta que Sarkosy. Poco importaba si Bruni tenía opiniones de izquierda o derecha, si estaba a favor o en contra del uso del velo o de la inmigración ilegal. Le bastaba con permanecer erguida al lado de su conyugue, le bastaba con existir, hierática, en el pleno uso de su belleza y cualquier cosa que Sarkosy se permitiera decir carecía de importancia.

La belleza tiene sus propias palabras, es elocuente. No es un símbolo, algo que está en el lugar de algo más. Nos habla desde su perfección, es, al mismo tiempo, el objeto representado, la idea mental y su expresión. Por ello jamás está vacía, nunca es banal. Cuando la observamos nos ponemos en contacto con un lenguaje que no está hecho de silabas o de palabras. Ella ejecuta su melodía, cifra su mensaje en el antiguo código que los griegos identificaban con la música de las esferas, con la virtud y con la justicia. La belleza es inteligencia, su forma es contenido.

La mujer perfecta