CIRUGÍA ESTÉTICA Y REPARADORA


Somos proveedores de buenas noticias, contribuimos en la felicidad de nuestros pacientes, y los hacemos de una manera espectacular. Damos luz en donde existía solo penumbras, ofrecemos todo donde no hay nada. Creamos verdaderas obras de arte. Obras de arte que después son admiradas y deseadas por todo quien la observa.

¿Sigues con el paradigma que la medicina estética no ayuda a las personas a vivir felices?
 
En los siguientes vídeos te demostramos que la cirugía estética ayuda a las personas. Contribuye a la felicidad, aumenta el autoestimas, a las personas inseguras las convierte en personas seguras de sí mismas capaces de hacer frente a cualquier situación.
Cabe mencionar que en algunos casos  la cirugía estética ayuda a las personas a conseguir un mejor trabajo ó a ser promovidos a un puesto de mayor jerarquía.
 En fin existen todos estos motivos y un montón más para considerar a la cirugía estética como una verdadera amiga, y no, como altanera y prepotente madrastra.








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Es fácil enamorarse de la belleza.

Los caballeros y todos la preferimos. En lo particular confieso que no soy capaz de contener un amor repentino por un par de ojos separados con la distancia justa y una nariz que sabe al mismo tiempo elevarse y descender en perfecto equilibrio sobre la boca. Aunque el propietario de esos ojos haya tenido dificultades en aprender a multiplicar y no sepa distinguir Suecia de Suiza. No me importa, no nos importa, porque la belleza tiene la capacidad de auto contenerse.

Su tiranía nos somete a diario. Aunque su canon varíe, su adoración es una esclavitud de la que nadie quiere huir. Desde lo más remotos tiempos. Las Venus paleolíticas son las únicas imágenes que nos quedan de los tiempos del hombre de Neandertal, su belleza predominó sobre la fuerza del guerrero más feroz. Nada de esto ha cambiado: Carla Bruni, llegó a ser en su momento políticamente más incorrecta que Sarkosy. Poco importaba si Bruni tenía opiniones de izquierda o derecha, si estaba a favor o en contra del uso del velo o de la inmigración ilegal. Le bastaba con permanecer erguida al lado de su conyugue, le bastaba con existir, hierática, en el pleno uso de su belleza y cualquier cosa que Sarkosy se permitiera decir carecía de importancia.

La belleza tiene sus propias palabras, es elocuente. No es un símbolo, algo que está en el lugar de algo más. Nos habla desde su perfección, es, al mismo tiempo, el objeto representado, la idea mental y su expresión. Por ello jamás está vacía, nunca es banal. Cuando la observamos nos ponemos en contacto con un lenguaje que no está hecho de silabas o de palabras. Ella ejecuta su melodía, cifra su mensaje en el antiguo código que los griegos identificaban con la música de las esferas, con la virtud y con la justicia. La belleza es inteligencia, su forma es contenido.

La mujer perfecta